Antofagasta

Antofagasta, una ciudad encajada entre el desierto de Atacama y el océano Pacífico, me despertó mucha curiosidad por su marcada diferencia entre el paisaje urbano de un lado y otro de la ciudad. Por un lado, al llegar a la ciudad y caminar por la zona costera queda una sensación de ciudad avanzada con un poco de vacío, tal vez por ser invierno o por su característica de ciudad minera. Al mirar desde la costanera hacia las laderas de las montañas, se pueden apreciar viviendas humildes.

Un poco por modo aventurero, y otro poco por querer obtener unas últimas fotos del lugar, decidimos ir de subida a la montaña. El contraste se plantó rápidamente, tanto que nos mandó al perro que bautizamos Perrofagasta, como a cuidarnos y defendernos en nuestro recorrido.

A medida que la subida se volvió más pronunciada, algo me atrapó más, su contraste de colores y materiales sencillos que se volvían la norma.

Este viaje fotográfico resultó en mostrarnos dos mundos que coexisten en una misma ciudad. Las fotografías celebran la dignidad y la belleza de los hogares humildes, que al fin y al cabo le dan el toque a Antofagasta.