Embalse el Yeso

Nuestra aventura comenzó temprano por la mañana, con una primera parada en el Cajón del Maipo. Nuestro guía nos había prometido un «desayuno de montaña», pero al llegar simplemente nos dijo que compráramos empanadas de pino ya que son las más ricas de allí. Descubrimos de una forma peculiar, que éstas contenían aceitunas con carozo. Imposible olvidar su cara luego del chiste.

Una vez que continuamos el trayecto, fuimos observando algunos animales que se cruzaban, los cóndores que volaban sobre la parte más alta de la montaña, mientras ascendíamos por las curvas cerradas que parecían volverse cada vez más peligrosas.

Fuimos haciendo paradas, en las que a pie fuimos recorriendo partes maravillosas naturales, en las que nuestro guía Oscar nos enseñó a bajar de la montaña en una zona rocosa y resbaladiza.

Ya pasado el mediodía y un sinfín de vueltas y altura, llegamos hasta la base del embalse, y fue ahí donde realmente sentí la inmensidad del lugar. Montañas a nuestro alrededor y el agua de un azul profundo, aunque el cielo nublado opacaba los tonos más vibrantes. Al final, el paisaje fue perfecto para disfrutar un almuerzo entre las montañas, acompañado de un brindis con vino chileno, el que le dio su matiz final.